Transporte en Cuba: Un viejo problema que busca nuevas perspectivas

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“Hay que frenar el deterioro  que ha sentido el sector del transporte, que influye tanto en nuestro  vida cotidiana”, demandó Miguel Díaz-Canel, al tiempo que correlacionó ese deterioro con el efecto de las sanciones de Estados Unidos, que ocasionan pérdidas, según estadísticas cubanas, de 13 millones de dólares diarios.

En su tercer programa en streaming, el mandatario abordó la situación del transporte y para ello invitó al ministro del sector, Eduardo Rodríguez Dávila.

De acuerdo con el titular, el país atraviesa uno de los peores momentos de los últimos años al poder sostener solo la mitad de la transportación de pasajeros que tenía hace un lustro.

Cifras de la depresión

Colocando cifras sobre la mesa, precisó que de 5,8 ó  5,9 millones de pasajeros diarios “hoy se transportan solo 2,7 millones de pasajeros diarios”.

En ese cuadro la mitad de las rutas estatales no tienen un funcionamiento estable; una parte por paralización técnica y la otra por déficit de combustible, lo que ha conllevado a que “muchas rutas y localidades en el país solo se satisfacen con servicios de porteadores privados”.

Esos últimos, dijo Rodríguez Dávila, mantienen sus tarifas bajo los efectos de la inflación. Igualmente, hay quejas sobre la insensibilidad de muchos transportistas estatales que no se detienen en las paradas.

“Eso lo hemos enfrentado con reuniones, con sanciones, pero reconocemos que es una temática que no hemos logrado resolver”, dijo el funcionario. Y agregó que se ha propuesto un decreto para “elevar la jerarquía” que consiga un rigor superior en esa gestión.

Por otra parte, el transporte de carga solo está moviendo la mitad del volumen que tenía en tiempos prepandémicos.

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Distorsiones

De acuerdo con el ministro Hernández Dávila, existen cuatro distorsiones en el sector que deben ser superadas.

La primera es que los ingresos obtenidos en divisas de la propia gestión sectorial no pueden ser reinvertidos en su totalidad, lo cual provoca una falta de disponibilidad financiera que impide la adquisición de piezas de repuesto, combustibles, baterías y neumáticos, además  de la ejecución de mantenimientos en el parque automotor.

La segunda es el uso de la moneda nacional en los servicios masivos a la población. Sus ingresos no cubren los costos y el presupuesto nacional tampoco puede satisfacer su alto déficit.

La tercera, vinculada a la segunda, es la diferencia entre las formas de gestión estatales y no estatales, las segundas transfieren al cliente los costos de la inflación hoy imperante.

Por último, la cuarta tiene que ver con los ingresos del personal del sector, en el que los salarios estatales no pagan mucho. Para el ministro Hernández Dávila opera un dilema económico que exige un equilibrio  de políticas: “Entonces tenemos que resolver los problemas de la empresa estatal: lo que genera no da la cuenta, y tenemos que resolver lo de la empresa no estatal para que no tenga que cobrar tanto para cubrir sus costos”, dijo.

Iniciativas

Para enfrentar esas distorsiones, el titular de la cartera de Transporte dijo que se proyectan algunos servicios y atemperar políticas para incrementar el ingreso de divisas, entre ellas mencionó el incremento de los puntos de peajes.

Igualmente, incluir a los transportistas privados dentro de las facilidades que otorga el Ministerio del Transporte a las empresas estatales para viabilizar la compra de neumáticos, baterías y otros insumos a precios no inflacionarios mediante un mercado concebido para esos fines. 

Además, apuntó, entre otras iniciativas se adelanta la actualización de la comercialización de vehículos para privados y se impulsan proyectos para el ensamblaje de ómnibus en Cuba y de otros medios de transporte como los triciclos eléctricos, favoreciendo el uso de la energía renovable.

También se insistirá en desplegar en toda su potencialidad la inversión extranjera, aún insuficiente, en el sector de la economía verde. Pero son proyectos que, como advirtió, tomarán años en materializarse, aunque ya existen algunos operativos como el dique flotante, de tecnología china, en el puerto de La Habana.

El ministro ponderó los avances informáticos en el sector como aplicaciones para la comercialización de pasajes o el seguimiento de rutas, pero se tornan inoperantes ante la inestabilidad en el servicio. Habló de la utilidad de la comunicación institucional con el canal Desafío, en la plataforma de Facebook, mediante el cual se intercambia con la ciudadanía.

Sanciones: una aritmética de pérdidas

Díaz-Canel, quien leyó una serie de estados de opinión muy críticos sobre la gestión del transporte, también salpicada de actos de corrupción, según algunas denuncias públicas, finalizó su tercer programa en el canal de streaming de la presidencia con un balance estadístico de los problemas financieros que provocan las sanciones estadounidenses.

De acuerdo con un informe preparado por la cancillería, entre febrero de 2022 y marzo de 2023 los daños al sector del transporte sumaron 202 millones 420 mil 140 dólares, “lo que ha ocasionado el “deterioro del transporte  de pasajeros e infraestructuras en los viales, menos  oferta de servicio con serias afectaciones a la población”.

Hizo énfasis en que el transporte público solamente requiere 40 millones de dólares anuales, cuando el precio de un ómnibus articulado cuesta más de 200 mil dólares, una locomotora 2 millones, un avión pequeño más de 30 millones y un ferry más de 10 millones.

Por otra parte, subrayó que el transporte público en la capital requiere 80 mil litros de diésel diarios, cantidad de la que Cuba no dispone por falta de divisas.

Igualmente, colocó el ejemplo de los fletes de mercancías que se triplicaron en las fechas del estudio hecho por la cancillería.

En paralelo, se mantienen las restricciones a los armadores internacionales que contratan marinos cubanos, deben pagar hasta 5 mil dólares diarios si operan en puertos estadounidenses, entre otras obligaciones indeseables para el comercio dictadas por la leyese vigentes en Estados Unidos.  

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