Futuro incierto en Rusia para inmigrantes irregulares después del atentado

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La situación de los inmigrantes en Rusia, especialmente los que se encuentran en un estatus irregular, se ha complejizado tras el atentado terrorista en la sala de conciertos Crocus City Hall. Entre ellos, para los miles de cubanos que han llegado al país euroasiático en los últimos años en calidad de turistas, aprovechando el régimen sin visado, y se han quedado a probar suerte.

De la masacre, ocurrida el pasado 22 de marzo en las afueras de Moscú y que dejó un saldo de 144 fallecidos y más de 550 heridos, son acusados varios extranjeros, principalmente ciudadanos de Tayikistán. 

Mientras desde el Gobierno ruso se prevé un futuro reforzamiento y el cumplimiento más estricto de las leyes migratorias, ya se van notando cambios en el proceder de autoridades y en la sociedad rusa.

En las dos semanas transcurridas se ha comprobado un incremento de las redadas y las deportaciones de extranjeros no regulares. Aunque la mayoría son ciudadanos de los países del espectro exsoviético, fuentes de la inmigración más numerosa en Rusia, ya se ha conocido de varios casos que involucran a cubanos.

Las fuerzas del orden llevan a cabo registros sorpresivos en empresas que utilizan habitualmente mano de obra migrante, así como en el transporte público, en viviendas y en la calle. Como consecuencia de estos controles y redadas, las comisarías se llenaron de detenidos y los juzgados de presuntos delincuentes migratorios

En la primera semana tras el atentado, los tribunales de distrito de Moscú registraron 1.493 casos en virtud del artículo 18.8 del Código de Infracciones Administrativas por violación de las normas de entrada o estancia en la Federación Rusa por parte de extranjeros, lo que supone un 30 % más que en la semana anterior. La última semana del mes representó aproximadamente un tercio de todos los casos de este tipo registrados en marzo. Las sentencias judiciales publicadas ordenaron casi universalmente la expulsión de Rusia de los acusados.

Dos cubanos, de apellidos Penichet y Chaviano, trascendieron a la prensa por haber sido juzgados en la región de Tula por violar el régimen de residencia, al encontrarse en el país desde 2021 sin estatus legal, por lo que fueron condenados a pagar una multa y a la deportación, que deberán esperar en un centro de reclusión.

Entre la comunidad cubana la información corre boca a boca y a través de grupos de WhatsApp. “Ya sabemos de otros casos de cubanos detenidos en estos días. En la ciudad de Voronezh entraron en una construcción y se llevaron a ocho, yo conozco personalmente a uno de ellos, y me ha contado que están presos en condiciones muy duras. Y aquí mismo en Moscú hubo una redada en una casa de renta donde cogieron a 22”, asegura Eliany, que lleva más de cinco años viviendo en Moscú de forma irregular. “Estamos todos preocupados, yo no le abro a nadie la puerta, vamos de la casa al trabajo y evitamos el metro y los lugares públicos. La policía está dondequiera pidiendo documentos”, refiere.

Como parte de estas operaciones además se busca y procesa a los propietarios de empresas que contraten sin los requisitos correspondientes, o de apartamentos que renten o registren a extranjeros en sus viviendas sin que realmente residan allí. 

Por este tipo de fraude, los propietarios pueden enfrentar desde una multa hasta 3 años de prisión. Además, las autoridades han pedido a los vecinos que denuncien de forma anónima a los ciudadanos que puedan encontrarse de manera irregular.

“Muchos rusos prefieren evitarse problemas. Algunos jefes no quieren contratar, pero en lo que más lo hemos notado es en los dueños de apartamentos, que están botando a la gente. Sobre todo, donde viven muchos en una misma renta. Ya me han avisado de personas y hasta familias enteras cubanas que se han visto en la calle por eso”, cuenta Eliany. “Si esto continúa no sé qué haremos”, concluye.

El ambiente de tensión conlleva a un aumento de las actitudes discriminatorias, racistas y xenófobas, que pueden llegar a afectar incluso a los que tienen la legalidad de su parte.

“¿Tú eres musulmán?”

Pedro Luis García es un abogado cubano que reside desde hace años en Moscú. Casado con una ciudadana rusa, hace un tiempo adquirió la ciudadanía. Pero hasta él ha sentido un cambio en los días recientes.

“Fui hace unos días a un policlínico y al llegar, la recepcionista, sin mediar palabras, me preguntó en muy mala forma y en alta voz: ‘¿Tú eres musulmán?’. Todas las personas que estaban en la recepción se quedaron mirando y se hizo un silencio. Yo le dije que no entendía. ‘¿Tú eres musulmán?’, volvió a preguntar, y yo respondí: ‘Mire, no importa, la religión no importa, yo simplemente vengo a ver al médico’. Y la mujer me volvió a gritar: ‘¿Tú eres musulmán?’. Cuando vio que tenía pasaporte ruso siguió gritando que no deberían dárselo a personas como yo, supongo que se refería a que soy mulato. Aunque después me pidió disculpas el director del centro, me sentí muy mal”. 

Claudia, una joven ecuatoriana que se graduó en Rusia y trabaja legalmente en Moscú, se siente perfectamente integrada y nunca ha sufrido actitud de rechazo motivada por su origen. “Pero las cosas se han vuelto más complicadas ahora para los extranjeros”, admite. “Un amigo de Venezuela lleva un tiempo buscando departamento, y nada, nadie le quiere alquilar”. Y lo que es peor, comienzan a registrarse casos de extranjeros golpeados o acosados por su raza o nacionalidad. “A una amiga latinoamericana la acosaron pensando que era de los países cercanos. También vi un video de cómo un hombre le dio un puñetazo a una mujer por hablar en su idioma en el metro, eso fue dos días después del atentado. Y otro video en el que golpean a cuatro tayikos, sólo por su procedencia”, cuenta Claudia.

Endurecimiento de la política migratoria

El debate sobre las leyes migratorias ha estado en el foco público desde el 22 de marzo, llegando hasta las más altas esferas del Ministerio del Interior, la Duma (parlamento) o la Presidencia rusa.

El propio presidente Vladímir Putin apuntó a la migración irregular como causa del extremismo y la criminalidad, así como defendió la necesidad de renovar la política migratoria.

A raíz de los últimos acontecimientos, se dieron a conocer cifras de 2023, año en que el número de delitos cometidos por inmigrantes creció en un 75 %, hasta 21 900, según informó el fiscal general ruso, Ígor Krasnov. En el mismo período, alrededor de 110 mil migrantes irregulares fueron deportados de Rusia.

Una representante del Ministerio del Interior, Irina Volk, aseguró que está listo un proyecto de ley para reforzar el control estatal en el ámbito de la migración. Según precisó, cuando sea aprobado los extranjeros deberán presentar datos biométricos y se reducirá el período de estancia en el país a 90 días al año, lo que afectaría directamente a cientos de cubanos que “legalizan” su estancia con continuas salidas del país.

No obstante, las autoridades se debaten entre la necesidad de garantizar la seguridad, y la conveniencia económica de utilizar mano de obra extranjera, más necesaria que nunca en estos momentos.

Natalia, una joven rusa amiga de muchos cubanos, cree que este factor será importante para que se modere la actitud hacia los migrantes. “Ahora Rusia necesita muchos trabajadores, porque muchos hombres se fueron a la guerra o del país, y otra parte se trasladaron de la industria civil a la militar. Yo espero que pronto se tranquilice la situación porque no sería muy lógico espantar a los inmigrantes demasiado. ¿Quién va a trabajar entonces?”, se pregunta. 

Con ella coincide hasta el propio Putin, quien en este contexto recordó que “Rusia tiene pocas opciones: si no aumenta la productividad laboral, tiene que seguir atrayendo mano de obra al país.” 

De momento no existen formas de residir y trabajar legalmente en Rusia si se entra con fines de turismo, por lo que los migrantes que permanecen en el país bajo ese estatus, o lleguen próximamente con esa intención, están a expensas de ser detenidos o deportados. 

En su canal de YouTube ‘Moscowexpress’, Pedro Luis García reconocía que muchos cubanos “no tienen actualmente la posibilidad de tener un estatus legal en el país”, pero que de todos modos necesitan seguir trabajando para vivir. “Mi consejo es que salgan lo menos posible y que tengan mucho cuidado”, advertía.

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